Escucha el poema
El poema Callan porque ellos ya saben bien
No dejes de abrir mis ventanas,
no dejes de envolverme en el raso de tu voz
no dejes de acariciar mi alma,
no dejes de hablarme por favor,
no dejes que me aprisionen estas cadenas,
no dejes de embriagarme con tu olor
a hierba recién cortada,
a tierra recién mojada,
a varas de almendro en flor.
Cántame con tu sonrisa,
con tus letras, con tu voz,
con tu fuerza, con tus ojos,
que con esos ingredientes,
tal vez resista el dolor,
el dolor de los recuerdos,
del cariño, del sentir.
¡Pensar en lo que daría
por poder estar allí!
paseando en la montaña,
o bajando hasta el mar,
caminando siempre juntos
por la orilla, hasta entrar
poco a poco... en ese agua
que nos inunda de paz.
En silencio, sin palabras,
tan solo el respirar,
con olor a sal y algas,
oyendo solo las olas
y las gaviotas volar.
Y en el horizonte un sol
que ya nos quiere dejar,
cubiertos de cobre y oro
y, con su manto dorado,
para irnos sumergiendo,
según ya lo había soñado,
bañarnos de eternidad.
En la brisa una poesía
que me gusta recordar:
«nuestros ojos, nuestras manos hablan...
nuestros labios, nuestras voces... callan,
callan... callan... callan...
porque ellos ya saben bien
que no hacen falta palabras
para transmitir al cuerpo
lo que se siente en el alma».