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El poema Siempre Rosa

Me arden las entrañasde tanto amar.
Abismos insondables
son los surcos de mis lágrimas
que corren por la aridez de mi piel,
sedienta de caricias, de abrazos, de ternura.

¿Dónde están vuestros besos?
¿Qué fue de tu pasión?
¿Por qué ahogáis vuestras voces?

Os amé, os amo y os amaré.
No quiero dejar de amar y sentir,
aunque pague facturas de sangre y fuego,
aunque mi alma siga viajando
siempre junto a vosotros.

Unidos por el miedo y la mentira,
unos por egos y quimeras infantiles,
otros por ataduras y reglas no comprendidas.

Y la rosa... deshojada, cortada
en todo su esplendor... herida,
esparciendo su aroma,
sin saber quién lo apreciará
o lo necesitará para ofrecérselo.
Los jardineros estaban muy ocupados
y se fueron olvidando de su sencillez,
de su belleza espontánea y natural.

Siempre estaba hermosa,
aunque no se la regara.

Ella quería estar arropada, protegida
dentro de tu corazón
pero tuviste miedo a acercarte,
a cogerla entre tus manos, a respirar su aroma,
a sentir sus pétalos de terciopelo,
sus espinas de fuego,
su rocío transparente, su amor
a cambio de nada, su frescura, su color…

Ella siempre será ROSA, tenga jardinero o no,
rosa blanca, rosa roja, rosa de amor y pasión.

Abril/95