¿Qué podría yo tener en común con Edvard Munch, Caspar David Friedrich, Renè Magritte, Honorè Daumier, Francisco de Goya, Giacomo Balla, Georges, Piere Seurat y Giorgo de Chirico?
No se impacienten los lectores, todo llegará a su debido tiempo, pero les revelo, les anuncio ilusionada, que un libro les estará esperando con sus «tapas» bien abiertas porque:
«… Este libro pretende invitar a un selecto lector o, mejor dicho, a una selecta persona en el arte de escuchar, a acompañar a su protagonista en sus diálogos con el Arte. Estás invitado a pasar con sigilo, porque este es un libro escrito en voz baja, en la oscuridad de la noche y en la intimidad de la soledad de una mente con su mente, porque esta historia nace de la necesidad de tratar de poner un poquito de orden en un rincón de la vida de su autora».