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El poema A Nubia
Ay, mi Nubia,
mi Egipto, mis noches estrelladas,
esas aguas sabias, eternas, sagradas,
el Nilo, sus gentes, sus templos.
Todo es sacro y mágico.
Mi cuerpo y mi alma
danzan entre los palmerales,
ríen y juegan con los niños.
Tu ritmo es el pálpito de mi corazón,
se avivan mis sentidos
con tu belleza exultante,
con la fuerza y el imán
de los ojos que me reconocen,
me llaman y me seducen....
esos ojos, Dios mío!
esos ojos que recuerdo....
esos olores y la música
que alegra y alimenta mi espíritu.
Cuando oigo sus cantos,
un chorro de sangre y alegría
recorre todos mis canales
y mi corazón se expande,
abrazando a todo y a todos.
Soy una en el TODO de esa bendita tierra.
sueño de día y en la noche
con volver a ver el cielo y las estrellas allí
y poder contemplar el alba y el ocaso,
el más maravilloso de los espectáculos que ofrece
a quien quiere y puede disfrutarlo.
Gracias a la Vida por poder sentir
y compartir tanta belleza,
por vivir este infinito amor
que me funde en un abrazo de eternidad
con este lugar tan querido,
con sus gentes y con todo
lo que allí viví, sentí y amé.
Egipto, estás y seguirás estando
en mi corazón y en la memoria de todas mi células.
Los hijos de la Luz y el Amor siempre estamos
junto a ti.